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jueves, 14 de abril de 2011

Donde hay paz hay cultura, donde hay cultura hay paz.

Karina Nievas es psicóloga social y dicta el Taller “Cultura por la Paz” en el Centro Cultural Marcó del Pont. La solidaridad, la no violencia, los derechos humanos, el cuidado del medio ambiente y la igualdad entre hombres y mujeres son sólo algunos de los ejes que atraviesan este espacio de reflexión. Los invitamos a todos a compartir experiencias y a trabajar desde lo social y desde el arte en defensa de la paz.


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¿Cómo definirías el taller "Cultura por la paz"? ¿A qué apunta?
En este taller trabajaremos sobre cultura por la paz, la cual implica una serie de valores, actitudes y comportamientos fundados en el diálogo, la búsqueda de consenso y la solución pacífica de conflictos. Por supuesto, siempre respetando los derechos humanos en todas sus dimensiones y adhiriendo a los principios de libertad, justicia, solidaridad y tolerancia. Diversos artistas están abocados a este tema: existe cine por la paz, poesía por la paz, asociaciones de artistas por la paz, marchas, recitales, teatro… de todo. Parafraseando a N. Roerich: "Donde hay paz hay cultura, donde hay cultura hay paz".

¿Por qué crees que un espacio como este es necesario?
Es necesario porque la paz puede ser un modo de vivir. Está en nosotros el desafío de llegar a ese estado. El objetivo es comenzar por nosotros, extender esta vivencia a nuestros seres queridos y luego, a quienes nos rodea. La educación para la paz es un proceso. Los orígenes filosóficos de la paz son muy antiguos. El anhelo por la paz está representado en todas las culturas. Porque convivir es vivir con otros; y el arte es un elemento unificador.

¿Cómo surge la idea de implementar este taller?
Considero que las ideas surgen de los deseos. A fin del año pasado viajé a un pueblo que en octubre había sufrido las consecuencias de un tornado. El día que llegué, con la excusa de la inauguración del Pesebre, la gente se juntó en la plaza a festejar. Participaron varios coros, las escuelas de folklore y otros músicos zonales. Ese fue un momento de paz en medio de una ciudad destruida, lo cual es vital para salir adelante. Por otro lado, he trabajado en talleres de recreación con chicos en situación de extrema pobreza incentivando sus potencialidades desde el arte para poder ver que hay una salida distinta al trabajo desde temprana edad, las adicciones y/o la violencia. Estos son solo ejemplos que despertaron en mí la necesidad de generar un espacio donde reflexionar sobre las distintas expresiones artísticas que promueven el bienestar de la gente. Antes, la historia se pasaba oralmente a través de los cuentos, las canciones y la dramatización; o se dejaban plasmadas en las pinturas, escritos, cerámicas, etc. Hoy esto no se ha perdido e incluso tenemos nuevas herramientas para expresarnos y difundir nuestras obras. La paz se construye socialmente y el artista plasma en sus creaciones a la sociedad. En cada uno de nosotros hay un artista, la cuestión es que a veces lo ponemos a dormir.


¿Con qué se van a encontrar los alumnos que asistan al taller?
Cada encuentro tendrá momentos teóricos y reflexivos que servirán de disparador para ver como desde la música, la pintura, el cine o las letras muchos artistas apuestan a la paz y denuncian los distintos tipos de violencia. También vendrán invitados que contarán sus experiencias trabajando por la paz y el arte.

Julieta Gervasoni, para Marcó del Pont Contenidos.
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